viernes, 30 de octubre de 2009

Nota: FM La Milagrosa


LA MILAGROSA

Imagen de radio

La emisora, que funciona al lado del Elefante Blanco, fue creada por Juan de Dios, que logró reconocimiento mediático y está a punto de viajar a Londres para recibir un premio. Nada de esto habría sucedido sin el apoyo de su mujer, Carmen, que en esta nota abre las puertas del estudio y de su casa.

POR ELIZA DEL VALLE

Barrio de Mataderos. Viernes bendecido por una tormenta, después de una sofocante tarde de Octubre. El programa se llama “El Plumerillo” y “acampa” una vez por semana de 19 a 20, “levanta polvareda” y “zapatea” las noticias en las calles de tierra de la comunidad. Se conversa, se dialoga y se pasa música por igual. El pequeño local de la FM “La Milagrosa” es un refugio de la palabra. La transmisión debió interrumpirse por caprichos climáticos, pero el silencio habla por esas paredes levantadas a fuerza de voluntad, sin la rigidez de estilos arquitectónicos ni la geometría euclidiana. Eso sí, un enorme mural con la imagen de la Virgen franquea la entrada principal. De allí se accede a un hall en L donde antes, Juan de Dios apilaba los cartones, las botellas... tesoros de la basura que la ciudad desecha. Una segunda puerta lleva a la cabina del operador y a la sala de transmisión de unos 2 metros cuadrados. Ahí donde “las paredes hablan” con un collage de afiches, avisos recordatorios, fotos, recortes de noticias...
Espero a Carmen, la esposa de Juan de Dios, que se había ido al Mercado Central, según refiere la mayor de sus ocho hijos mientras se aleja con su bebé y su compañero. Carmen y su “Milagrosa” voz es la que, finalmente, cuenta la historia de la radio. Esa historia hecha de minucias cotidianas y desvelos, de muchas lluvias con cartones mojados, de días para tiritar o resoplar, de esperar a Juan “con el corazón en la boca”, como dice ella, mientras ofrece el corazón en la mano en forma de mate o frutillas. “Compré un cajón en el Mercado Central, estaban re-baratas... prueben!”, exclama feliz a pesar de nuestra intromisión en su prolífico hogar.
“En un rato salen las tortas fritas”, acota mientras me invita a pasar a su casa, pegada al local donde funciona la FM 100.9, a pocos metros del emblemático edificio conocido como “El Elefante Blanco” en la superpoblada Villa “Ciudad Oculta”. Afuera, llueve exageradamente, los goterones se arrojan desde los agujeros de las chapas de cinc sobre el piso irregular de la antesala de la radio. Allí me quedaré de pie, mientras Carmen regala una parte de la historia con un entusiasmo y generosidad genuinos. Desbordante y apasionada, suelta su voz digna de una locutora endulzada con tonada misionera.
Cuenta que, cuando Juan aseguraba que con la venta de cartones juntaría para comprar los equipos, a ella le parecía un sueño lejano. “Pero no le decía nada”, murmura por lo bajo. Prefirió acompañar, poner el hombro y sostener esos sueños grandes, ayudó con la pila de cartones que subían como una antena de radio. Hasta que llegó la primera transmisión. Pero ésa es otra historia que merece ser contada con otra altura.
La antena ya está puesta sobre el “Elefante Blanco”, en la parte trasera de ese voluminoso edificio, sueño trunco de gran hospital. La miro, mientras me alejo por la avenida Piedrabuena, con la promesa de volver por una entrevista. Pronto habrá una nueva antena, más potente, de mayor alcance, donada por un famoso de la radio que no quiere difundir su nombre.
El sábado 7 de noviembre despediremos a Juan, que se irá a Londres a recibir el premio de la “Fundación Impulsar”, en la categoría “The light of sound” (La luz del sonido”), con un asado a la canasta. Habrá un sitio en la web donde se podrá votar, para que Juan vuelva con el premio mayor. Tal vez, entre ajetreos de ensaladas, choripanes, brindis y fregado de platos, Carmen nos cuente más de esta nueva historia: la de una comunidad que extiende la voz y tiene mucho para decir.
Estén atentos a la próxima entrega de este blog

2 comentarios:

  1. Hermoso relato, Eliza. Escrito con sensibilidad, con una mirada atenta al otro.
    Lograste un "clima" que sumerge al lector con ese acercamiento a la belleza de lo cotidiano,a la belleza del gesto y de la palabra de todos los días.
    ¿Y si retomás para el título tu propia expresión "refugio de la palabra"? Creo que esa metáfora es sumamente significativa.
    Estrella

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  2. Querida Eli, me emociona leerte...Pareciera que estoy junto a vos, esperando las tortas fritas de Carmen, sintiendo el olorcito a tierra mojada y escuchando el ruido de las chapas al recibir las primeras gotas de la tormenta...Hermosa descripcion...nos paraliza en el tiempo. Crea el clima exacto para detenerse a imaginar.Te aseguro que la voy a compartir con mis alumnitos que conocen, transitan y crecen en "La Ciudad Oculta", como la llamas...que muchas veces se "ocultan" cuando les dicen: "villeros". Tu nota nos acerca un ejemplo a imitar. Juan y Carmen nos demuestran que con voluntad, sacrificio y trabajando se puede elegir el camino que nos lleve a lograr nuestros sueños.Una vez mas, gracias. Laura

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