viernes, 22 de mayo de 2015

Charla abierta

Estudiar, un paso fundamental
en la formación de un futbolista


Ex jugadores y periodistas coincidieron que educarse, para los chicos de las inferiores, es tan importante como entrenarse todos los días. Lo hicieron en la Feria del Libro, durante una charla en la que participaron como invitados los juveniles que viven en la pensión de Nueva Chicago.

Bien aconsejados. Los futbolistas de Chicago con Barros Schelotto.

Por Facundo Farías
La educación es tan importante como la formación deportiva. En eso se basó la charla  “Fútbol y libros amores universales”, que dieron jugadores, dirigentes, periodistas y escritores en la Feria del Libro. Todos contaron sus experiencias, con las que buscaron incentivar a los chicos de las inferiores de varios clubes a no dejar los estudios.
En la sala Jorge Luis Borges, convocados por Encuentro de Departamentos de Cultura de los Clubes afiliados a AFA (EDC), lo encargados de contar sus vivencias fueron Diego Tomasi, escritor y periodista; Rubén Capria, ex jugador de Racing; Ariel Senosiain, periodista deportivo; Rodolfo Micheli, ex jugador del seleccionado argentino; Alejandro Marón, presidente de Lanús, y  Guillermo Barros Schelotto, director Técnico de esa institución del sur del conurbano. Entre el público estuvieron los jóvenes que viven en la pensión del club Nueva Chicago, quienes pudieron escuchar los consejos de los disertantes.
            “Estudiar da herramientas que no solamente se utilizan para la etapa de futbolista, sino que además son instrumentos para el día después. Ofrece esa versatilidad que te puede dar la lectura y la cantidad de palabras para que te puedas expresar mejor. Ser futbolista es un todo, no solamente saber patear una pelota. El fútbol es un deporte muy corto y es una carrera. Pero no todo el mundo tiene la suerte de poder jugar profesionalmente”, dijo Capria. Luego recordó que su madre se ponía más orgullosa cuando él le respondía con estudio. Y que  no le importaba tanto si metía un gol o no.
            Una situación similar le ocurrió a Guillermo Barros Schelotto, quien señaló: “Me di cuenta a los treinta y pico de años que cuando mi mamá me mandaba a inglés yo me escondía y cuando me tocó ir a jugar afuera no sabía nada del idioma y tuve que aprender. Me costó uno o dos años poder lograrlo pero en ese tiempo no podía entender al entrenador y así di ventajas: y ustedes no las tienen que dar”. Además, remarcó la importancia que tiene la lectura para poder interpretar y saber qué hacer en determinados momentos. “Es fundamental para el desarrollo intelectual y así tener una vida más completa que si no se lee”, agregó. Por su parte, Marón contó que un enviado de un club inglés, en una entrevista con uno de sus jugadores, se fue decepcionado debido a que el futbolista “no sacó la mirada del celular y además no sabía como expresarse”, lo que hizo fracasara el pase.

Por último, Ariel Senosiain expresó: “Cuando tenía 23 años salió mi primer libro y en ese momento no sabía si iba a poder trabajar de lo que había anhelado  toda mi vida. Era una época de mucha angustia por eso. Hoy lo recuerdo como algo hermoso, tenía tiempo libre, no estaba sometido a una rutina laboral, ni a cumplir horarios. Eran tiempos de trazar metas, lo que viví en ese período hoy lo recuerdo como la época de los sueños. Creo que esa etapa es la que están atravesando todos ustedes”. El periodista, que escribió “Lo suficientemente loco”, una biografía sobre Marcelo Bielsa, luego sentenció: “Bielsa habla mucho del espíritu amateur y eso es algo que no tienen que perder nunca. ¿De qué se trata el espíritu amateur? Probablemente del hambre, la solidaridad, las ganas de demostrar. Cosas que son más fácil de contar con impresiones que con precisiones”. 

viernes, 8 de mayo de 2015

Nota de color: backstage

El noticiero de Tercer año detrás de cámara

Los alumnos del último año de la carrera de Periodismo graban en el estudio de TV del Instituto. En un clima de trabajo en equipo, suman tomas y experiencias en un trabajo que será publicado en la web.



Por Delia Escobar y Facundo Farías
Nicolás lee el guión en el set. Espera nervioso su turno para grabar una sección del noticiero “Tercer Andén”,  que producen  los alumnos de tercer año de Periodismo del Instituto Superior Nuestra Señora de La Paz, dirigidos por Wanda López Trelles.
            El estudio ubicado en el subsuelo, junto al auditorio, cuenta con paneles acústicos, iluminación acorde y un fondo azul para el agregado de efectos.  Cada uno de los alumnos tiene una función que cambia en cada grabación. En esta ocasión Fernando Messina es el encargado de la cámara; Marissa Casco de la claqueta;  Adriana Esposto del guión; Florencia Guevara es productora y  Augusto Trento, Marianela Fernández y Nicolás Licera son los conductores de las secciones de Espectáculos y Tecnología, respectivamente.


             La función de Marissa es fundamental para la edición porque ella es la encargada de  marcar  las tomas, facilitándole el trabajo al editor que al ver las anotaciones  sabe qué clips usar.
            Antes de comenzar con un nuevo bloque, la profesora López Trelles interviene para explicar cómo debe colocarse la cámara. Licera está sentado detrás del escritorio. “En el cuadro tiene que haber aire dónde después se van a insertar las imágenes”, le dice la docente a Messina, que tiene a su cargo la cámara.
        

          Entre escenas hay chistes, mensajes de apoyo y abrazos creando  un ambiente distendido para que los alumnos se sientan cómodos. La idea es que todo salga de la mejor manera posible. Esposto controla que los conductores sigan el guión y realiza correcciones  cuando es  necesario. Guevara vigila que entre tomas no existan errores de continuidad.
            “Tecnología, toma uno, escena 1”, avisa Casco, y se escuchá el clack de la madera. Licera cuenta dos segundos y arranca: “Hola a todos, bienvenidos a la sección Tecnología…”. Cuando el relato avanza con fluidez se traba. “Dale, seguí”; “Qué bien que arrancó”; “Por qué frenaste”, lo alientan sus compañeros, que lo felicitan tras su primera vez frente la cámara.

          

            Le sigue otra toma, y una más. Hasta que salga una que quede en la edición final. Pero para eso falta. El programa terminado tendrá infografías, imágenes, graphs, mejoras en el sonido y efectos. Una vez que está listo se carga en la página web.